Santiago en 100 Palabras: los mejores 100 cuentos I

“Escribir un cuento en 100 palabras es un desafío para cualquier buen literato. Y más todavía, cuando la invitación se le hace a un público heterogéneo y masivo como es el que transporta la Red de Metro. Lo increíble fue el resultado de esa provocación: más de 12 mil personas se mostraron interesadas por comunicar sus ideas, emociones y sueños, mediante relatos a veces íntimos, otros sarcásticos, humorísticos, nostálgicos, lúgubres, alegres, ingeniosos o realistas,que dejaron en evidencia las personales formas en que, no sólo los santiaguinos sino todos los que habitan el país, se conectan con el ser urbano que habita en ellos.” “Santiago en 100 palabras” nos reveló entonces que, más allá de ser un concurso literario abierto, masivo y de ampliar la repercusión cultural, también era la instancia que los ciudadanos estaban esperando para sentirse parte de su entorno. De reconocer a la ciudad como el escenario de sus vidas y al Metro como el gran teatro que expondría su representación. La oportunidad de ser protagonistas y espectadores de un evento único. Y para los ganadores, el sueño de contar con más de 800 mil lectores diarios y cautivos -es decir, la cantidad de pasajeros día que recibe Metro,- que disfrutarían de sus creaciones instaladas en trenes y estaciones de toda la Red.” “Nos sentimos orgullosos por ello. Porque hemos cumplido con uno de nuestros propósitos como empresa,al asumir el compromiso con el desarrollo cultural y social del país y el consiguiente mejoramiento de la calidad de vida de quienes vivimos en la ciudad.” “La relación entre literatura y ciudad no es nueva. De hecho, son vastas las letras que se han situado en la urbe para hablar del sí mismo o del nosotros. Pero el congregara 10.000 personas que toman a una ciudad en particular como fondo para sus reflexiones y fantasías, para historias que ocurren o esperamos que ocurran, es algo pocas veces visto. ” “Estas historias, escritas casi simultáneamente y en un mismo contexto, nos permiten intuir cuál es la idea que de ella tenemos quienes la habitamos. Esta vez es desde nosotros, el habitante,el ciudadano común y corriente, desde donde se expresa la urbe, que suena y, sin embargo, no es la misma para todos. Lugares icónicos como el café con piernas, el Forestal, el Parque O’Higgins y galerías perdidas en ciertas esquinas, son los escenarios desde donde nos situamos para hablar de ella: una ciudad que a ratos no nos pertenece, pero que a través de este tipo de iniciativas, se vuelve cada vez más nuestra. Es un paso más hacia el reconocimiento de quienes habitamos este lugar; hacia un anónimo conocido, un alguien que es posible aprehender por medio de la palabra que nombra los mismos lugares y recorridos.”